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LA MÚSICA ACTIVA NUESTRAS EMOCIONES EN EL CEREBRO

Actualizado: 1 may 2020


La música provoca reacciones comparables a las que generan estímulos placenteros y necesarios para nuestra supervivencia como especie, tales como la comida o el sexo.

La música es una de las expresiones artísticas humanas más ubicuas. Para darse cuenta de esto solo hace falta viajar en un vagón de tren: algunas personas leen (periódicos, revistas, libros en papel, ebooks, folletos informativos, redes sociales, periódicos digitales...), y la mayoría lleva auriculares que transmiten a sus oídos su música preferida. Pero la música no solo nos entretiene para que un largo trayecto hacia el trabajo o de vuelta a casa se nos haga un poco más ligero, la música puede llegar a proporcionarnos placer, a emocionarnos.

¿Cuál es la base neural de estas reacciones corporales? El equipo del investigador Robert Zatorre, de la McGill University de Montreal, en Canadá, ha examinado a fondo esta cuestión en un grupo de voluntarios y los resultados han resultado ser realmente interesantes.

Cuando las personas escuchaban música placentera se producía un incremento del neurotransmisor dopamina en el núcleo accumbens

En uno de los estudios, los investigadores pidieron a los voluntarios que llevasen al laboratorio música que les produjese escalofríos, una reacción habitual frente a ciertas melodías. Sus hallazgos apuntan a que esta reacción corporal, la de sentir escalofríos al escuchar música, se asocia con la activación de la llamada vía mesocorticolímbica, un circuito cerebral que desemboca en el núcleo accumbens (un grupo de neuronas del encéfalo), y que se activa cuando los animales nos encontramos con estímulos asociados a la alimentación y la reproducción. Además, los investigadores comprobaron que cuando las personas escuchaban música placentera se producía un incremento del neurotransmisor dopamina en el núcleo accumbens, lo que indica el valor reforzante de este tipo de estímulos, es decir, de su valor como “premio” que refuerza los comportamientos de búsqueda y consumo de los mismos.

Disfrutar la música acopla nuestro cerebro. Los investigadores comprobaron que en las personas que disfrutan de la música hay un gran acoplamiento entre la actividad de la corteza auditiva, localizada en el lóbulo temporal del cerebro; la corteza frontal, implicada en procesos cognitivos; y el núcleo accumbens. Mientras que aquellos que no disfrutan demasiado de la música, este acoplamiento se ve reducido.

En resumen, según estas investigaciones, la música provoca en nuestros cerebros reacciones comparables a las que generan estímulos placenteros y necesarios para nuestra supervivencia como especie, tales como la comida o el sexo. Quizá a partir de ahora mirarás de otra forma ese disco de Mozart, Verdi, Nirvana, Mocedades o Rihanna que tienes en la estantería...



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